¿Cómo quieres vivir tu Navidad?

¡Ya se acerca la Navidad! Fechas que inspiran ilusión y alegría, momentos que aprovechamos para volver a ver a nuestros seres queridos, pasar más tiempo con nuestros hijos, nuestra pareja y nuestras familias, recordar viejas anécdotas, mantener buenas y bonitas conversaciones, y demostrarle a los demás nuestro amor y cariño.
Para algunas personas, sin embargo, la Navidad son unos días muy difíciles. Días en los que sienten, aún con más fuerza, pena y nostalgia al recordar a aquellas personas que ya han fallecido, o se entristecen o incluso sienten mayor rabia al pensar en aquellos vínculos que se han roto o ya no son como eran antes debido a conflictos no resueltos o experiencias traumáticas vividas.
Como ves, en función de quien la viva, la Navidad puede representar des de la más máxima alegría a la más profunda tristeza.
A su vez, la presión social y cultural en la que estamos inmersos, con mayor frecuencia de la esperable, provoca la obligación y por tanto el “tener” que vivir estas fechas de una forma determinada. Se nos impulsa a tener que estar felices, a recordar con alegría a las personas que ya se han ido, a mostrar nuestro amor y cariño a través de lo material, a forzar vínculos cuando quizás aún no es el momento, a vivir como algo desapropiado no pasar los momentos en familia, y a vivir también como algo extraño querer estar con ciertos familiares o amigos, pero no con otros.
Esta presión puede acabar ocasionándonos malestar innecesariamente, puede provocarnos la sensación de que lo que sentimos no está bien o no es correcto y de que no tenemos derecho a vivir la Navidad de la forma en cómo la sintamos.
¿Y si nos planteamos poderla vivir como queramos vivirla? Quizás te encuentras demasiado triste para enfrentarte a lo que puede suponerte estar rodeado de muchas personas dado que aún echas demasiado de menos a quien falleció, pero crees que podría sentarte bien pasar una velada corta con algunas personas en concreto, ¡pues adelante! Date el permiso para pedirte algo así y proponerlo.
Siéntete libre para decidir cómo pasar tu Navidad buscando el equilibrio entre tus obligaciones y tus necesidades. Para ello, céntrate en aquellas obligaciones que tú mismo te hayas querido marcar y no en aquellas que te impongan o creas que te están imponiendo.
Te deseo que hagáis vuestra la Navidad y la sintáis como necesitéis sentirla.
¡¿FELIZ? NAVIDAD!?
Alicia Canales Aguilar
Psicóloga y Psicóloga General Sanitaria.
Especialista en psicoterapia para adultos y terapeuta de parejas.
Col. núm. 18089.